Dispositivos conectados a nuestra realidad en un lugar donde las prendas cobran vida.
Tecnologizados o connected people, se nos ocurren infinitos términos para describir el vigente entorno que nos rodea, habitantes de un mundo digitalizado en la era del smart design. ¿Y es eso bueno o malo? Los wearables apuestan por el lado virtuoso de la balanza. Nacen del llamado internet of things (o internet de las cosas), una macrotendencia contemporánea que hace referencia a la interconexión digital entre elementos que usamos diariamente e internet. Se refieren a dispositivos portables, objetos cotidianos conectados a la tecnología destinados a facilitarnos el día a día. Su nacimiento se debe a dos escenarios principalmente. El primero, la tecnolocracia en la que vivimos, el segundo, la irremediable duda acerca del futuro de la moda, que yace bajo un sistema insostenible debido a su excesiva producción y a la continua y alimentada sucesión de eventos, novedades y celebraciones (fashion weeks, constantes colecciones…). Los wearables proponen penetrar en el mundo de la moda replanteando la industria desde un punto de vista funcional hasta un discurso social y de progreso. ¿Y cómo casan wearables, fashion y avance?
Lo hacen desde una visión integradora y cultural que apuesta por la nueva tecnología como impulso hacia una industria que responda ante necesidades que trasciendan más allá de la estética y lo puramente decorativo. El camino que están tomando los dispositivos vestibles es, cuanto menos, esperanzador. Hasta ahora los únicos que habían logrado integrarse a nuestra sociedad eran los accesorios, principalmente relojes, pulseras, gafas, o como mucho ropa inteligente destinada al deporte. Pero la corriente crece, crecen sus adeptos y sus investigadores, se estira su demanda y se despiertan cada vez más expectativas y curiosidades al respecto. En consecuencia, los usuarios y/o consumidores, que le están cogiendo gusto al tema, empiezan a cansarse de estos complementos repetitivos, aburridos y poco estéticos, abriéndose así nuevos caminos de exploración para integrar la tecnología portable a las necesidades reales de la sociedad.
De esta manera se están generando nuevas propuestas, principalmente basadas en la integración de los elementos con el tejido. Ya no hablamos de pantallas o de procesadores, hablamos de piezas que pueden cambiar su forma y adaptarse al cuerpo según éste precise, colores que mudan camaleonticamente comunicando, dando vida y luz, elementos multitarea que actúan como una extensión de nuestro propio cuerpo y mente… La idea no puede ser más atractiva. Como siempre desde TrendsMag queremos lanzar nuestro apoyo a todos aquellos diseñadores, ingenieros y técnicos que proponen, que estimulan y que crean. A continuación te revelamos algunas propuestas, así que si te interesa el tema, te van a interesar estos ejemplos, ¡apunta o dale al link!
Pauline Van Dogen – http://paulinevandongen.nl/ Países Bajos, graduada en Artez. Pauline desarrolla una meticulosa investigación acerca del comportamiento de los materiales experimentales y la alta tecnología, combinándola con técnicas tradicionales para renovar constantemente su artesanía. A menudo se estrecha la mano con empresas del campo de la ciencia y la innovación, fusionando fashion & tech y dando vida a sus creaciones científicas.
Marina Toeter – http://www.by-wire.net/ Marina Toeters es una de las cabeceras de la tecnología de la moda. A través de su página bywire.net estimula la colaboración entre la industria de la moda y técnicos y especialistas que apoyan este sistema, promoviendo la creación de prendas inteligentes o sofisticadas a nivel tecnológico. A menudo, hace hincapié en la necesidad del movimiento natural y cómodo del cuerpo vestido en nuestro día a día.
http://futuremakers.artez.nl/ El objetivo de Future Makers es el desarrollo y la fabricación de nuevos materiales y procesos de producción sostenibles a través de esta plataforma. Desde su página web impulsan propuestas y proyectos que garantizan estos ejes centrales.
Artículo de Alba Riera para TrendsMag.