Hemos perdido la compostura una y otra vez con el arte. Indiferentes a juicios que puedan darse, el street art forma parte del imaginario de forma activa. Nos hace soñar y volver a creer en aquello de que si se quiere, se puede. A sabiendas de este hecho, cada día más aplastante, los proyectos colectivos de arte «callejero» se abren paso en un mundo con el que libran una constante batalla para ser tratados con igualdad respecto otras disciplinas artísticas.
Canary Flavours no es sólo una reunión de compatriotas canarios. Es una excusa para gritar bien alto que todos tenemos voz dando igual el tono que utilicemos, el espacio en que lo utilicemos y los medios con los que lo hagamos. Puedes comunicarte con brocha gorda y salpicones coloristas como Txemy. Puedes ser bilingüe entre lo manual y lo digital aliñándolo con recursos pop al más puro estilo Muro. Tal vez te caracterice tener unas formas delicadas en cuanto a la expresión como Judit García-Talavera o igual tus múltiples «yo» colisionen hasta lo explosivo para componer la ilustración perfecta tal y como transmite Marcos Cabrera. Estos cuatro canarios gritaron a los cuatro vientos que tienen arte y, a pesar de lo escondido que estaba el local de la exposición no muy lejos del taller de Txemy, Barcelona les escuchó ¡Y bien alto!.
La inauguración de este bonito compromiso sociocultural tuvo a los Dj’s Dani Station y Karina Hossack como banda sonora y cervezas Dorada y Tropical (ambas locales de las Islas Canarias) como riego automático de los espectadores que parecían indefinidamente atónitos frente a este engranaje perfecto conformado por los artistas, el espacio y sus obras. Sin duda una buena lección de que la unión propicia mejores resultados que la competición cuando el objetivo es hacer frente a un mundo tan hostil como el de la creatividad.
Imágenes de Ioana Crasovan para TrendsMag.