Cuando en un plato hondo caben una inmensidad de aromas y sabores asiáticos.
Como buena apasionada de la comida oriental, he probado una gran variedad de ramen en diferentes países. Por eso, encontrarme con algo diferente en Barcelona ha sido una gran y grata sorpresa.
La primera vez que comí en el Grasshopper llovía a cántaros y tenía los pies mojados. Aunque ya había pensado en cenar en ese restaurante, las condiciones climatológicas acompañaban para deleitarme con uno de estos caldos calentitos, llenos de sustancia.
Especializados en este tipo de comida, en la carta encontré una gran variedad de bases, las cuales podía combinar al gusto con los ingredientes (extra) que más me apeteciesen. El twist lo dan las bebidas, ya que cuentan con marcas locales de craft beers que no podrás encontrar en otros restaurantes similares y le dan una fusión perfecta a ambas culturas.
Cierto es que hay lugares donde comer esta especialidad en Barcelona, pero, definitivamente, es la magia del Grasshopper que te transporta a lugares exóticos: comiendo en la barra, tanto solo como acompañado, y con una cocina abierta en medio, haciendo del espacio un lugar de paso en el corazón del Born al que, sin duda, quiero volver (aun cuando estemos a treinta grados).
Artículo de Irmina Merino Vidal para TrendsMag.
Imágenes del blog de Very Tasty Blog