Mateo Franjo llena el Under Club de glitter y diversión.
El pasado 10 de abril la ya consagrada fiesta “¡Que trabaje Rita!” aparcó su caravana plateada a las puertas del Under Club, en la mítica calle Tarragona de Barcelona. Mateo Franjo, su precursor, es una Priscilla a la altura de Kiki de Montparnasse en ese París de los años veinte, donde la Revolución se encontraba en el festejo de lo prohibido. Así, con lo prohibido superado (y La Prohibida en el staff), ¡Que trabaje Rita! se ha convertido en una fiesta que no necesita de los disfraces morales de las fiestas Matinée ni de sus buses de cheerleaders. Aquí nadie se esconde y la diversión le quita el título al postureo.
Una excelentísima Supremme presentó a artista tras artista con un humor digno de sello de calidad anglosajona. En la partitura destacaron las notas de Lara Sajén con su impresionante trasero; Las Bistecs, que nos hicieron bailar a un ritmo no tan lento como el de sus profesores de historia del arte; Chimo Bayo recordándonos por qué hacíamos campana en el instituto y, finalmente, las estrellas a las que todo el mundo esperaba: las maravillosas Azúcar Moreno, exprimiéndonos hasta que gritamos su «Solo se vive una vez».
Chimo Bayo y las hermanas de Los Chunguitos representan en esta edición de ¡Que trabaje Rita! ese espíritu patrio noventero que todo moderno lleva en la sangre y del que, en esta fiesta, nadie reniega.
Como nos dijo Encarna, la hermana mayor del dúo de Badajoz, «todo se consigue trabajando muy duro» y nos queda más que claro que Mateo ha trabajado de lo lindo para diseñar una celebración a la altura de todos aquellos que han luchado por romper el silencio. «Un festival travesti» por y para todos aquellos que lo son y todos aquellos que «no etienden»; un lugar donde pasártelo bien sin necesidad de pertenecer a nadie ni a nada, salvo a la propia libertad.
Imágenes de Santiago Garcés para TrendsMag.