El pasado 17 de marzo se inauguró en el Convent dels Àngels del MACBA la exposición de Antonio Hernández-Díez “No temeré mal alguno” en la cual se concentran algunas de las obras más impactantes del arte contemporáneo.
Sin duda esta es una exposición que deja a cualquiera anonadado. El mal es representado de múltiples y extraordinarias formas. La primera obra que te encuentras al entrar en la sala son una serie de monopatines realizados a base de corteza de cerdo. Puedes sentir su olor e incluso ver cómo su textura grasienta brilla bajo la luz de los focos. En tres pantallas de televisión de los noventa podemos ver crudas imágenes como la de perros lamiendo estos pseudo-monopatines.
Otra de las impactantes obras es la de una imagen en movimiento de una mujer enterrada bajo tierra, dentro de su propia tumba. Encima de esta pequeña pantalla rectangular se encuentra la tierra que la cubre y, en la cumbre, su nicho. Lo más perturbador es el continuo sufrimiento de la señora que quiere escapar y no puede, encerrada en una pesadilla eterna.
Además de la gran cantidad de obras desgarradoras, quizás la más impactante sea el “Sagrado corazón activo”, un corazón colocado dentro de un gran crucifijo transparente conectado a la maquinaria de hospital para mantenerlo, figuradamente, en vida. Esta pieza puede tener muchas y varias interpretaciones, pero es una gran alusión a la relación entre ciencia y religión de la manera más clara posible.
Sin duda es una exposición que merece ser visitada. Del 18 de marzo al 26 de junio del 2016 en el Convent dels Àngels, justo delante del MACBA.
Artículo de Irmina Merino Vidal para TrendsMag.