Una vez más el diseñador americano ha sabido crear una colección controvertida que no ha dejado a nadie indiferente.
Sin miedo a nada, así podríamos definir a un diseñador que se atreve a mezclar prints, a estampar incluso imágenes religiosas y a crear tendencia de lo más insospechado. Una misma prenda puede combinar un print felino, un cuello dorado, unas mangas en un estampado barroco y una gran imagen religiosa en la espalda.
Sin duda, una colección inspirada en los sesenta y setenta que intenta traer de vuelta los pantalones acampanados, las figuras geométricas, las plumas, los volantes y el terciopelo. El toque futurista lo añadían los metalizados y las superposiciones, junto a ciertos complementos.
El mismo patrón se repitió en los modelos masculinos, para los cuales se aplicaron los mismos estampados, cortes con pantalones acampanados y texturas como el terciopelo y los metalizados. El gran colorido se expandió tanto para hombres como para mujeres, haciendo que los inviernos de Jeremy Scott estén siempre llenos de color, sin perder una pizca de la diversión y la locura que puede regalarnos la moda.
Artículo de Irmina Merino Vidal para TrendsMag.
Imágenes de Vogue Runway.