Cuatro cosas, pero bien hechas.

Hubo una época, anterior a la proliferación masiva de los Döner Kebab, en la que la carne no venía congelada desde Alemania en forma de pincho gigante. En aquellos tiempos felices, dos hermanos libaneses decidieron abrir un bar en Sant Gervasi, un local minúsculo con apenas tres mesas y una barra.

27 años después, es Elías Maghames, el menor de la familia, quien regenta el Byblos. Sus clientes, auténticos feligreses, siguen haciendo cola a pie de calle, y no por la decoración precisamente.

“Cuatro cosas, pero bien hechas”, ésta parece ser la máxima. Shawarma de cordero, shish taouk (pollo marinado y salteado), kafta (la hamburguesa de Oriente Medio), falafel y un hummus que de tan bueno es imposible compartir. De postre, té con menta y pastelitos árabes. Todo casero y sencillamente delicioso. Para aderezar, salsa tahine de sésamo o un toque de picante.

El servicio es atento, cercano, y los precios populares. La sencillez no va reñida con la calidad y en lugares como el Byblos el artificio está de más. Este rincón semi escondido de la “zona alta” es el refugio perfecto para una pausa de trabajo al mediodía.

Si el término “fast food” no estuviera impregnado de connotaciones tan grasientas, fast food mediterráneo de calidad sería una buena definición para el hogar de nuestro shawarma favorito.

Lo encontraréis en la calle Marià Cubí, entre Calvet i Sagués. ¡Ya tardáis!

Imagen de Álex Pámies.